Desde hace 8 años se vienen institucionalizando las agrupaciones políticas en la PUCP. Esto refiere a una mayor regularidad en la participación política de un grupo de estudiantes. Ellos hacen propuestas desde una determinada visión de universidad, rinden cuentas sobre sus acciones, postulan a las elecciones, tienen logos y discursos definidos, llevan los gremios (CFs, FEPUC) con relativa eficiencia, etc. Sin embargo, este proceso no solo ha tenido errores pequeños por superar, pues hay un tema crucial que estamos obviando y que es importante tomar en cuenta.

¿Nunca has sentido que la política universitaria es algo lejano y sin embargo es un espacio crucial en la toma de decisiones de lo que pasa en la universidad? Yo sí y estoy segura que no soy la única. Creo que mientras más institucional se ha vuelto la política, es menos accesible para los y las estudiantes ser parte de ella. Sin querer se ha ido formando una diferenciación entre los “políticos expertos” y el resto de estudiantes. No hay un diálogo directo pues los estudiantes muchas veces no estamos enterados de que existen instancias de representación, ni qué diferencian unas de las otras. Por su parte, los representantes pueden cumplir a cabalidad con ciertas formalidades dentro de sus espacios pero olvidando que esa “representación” existe para llevar la voz de los estudiantes, desde las asambleas, los gremios, etc.

Siendo claros es importante que la política universitaria sea funcional a las demandas que tengamos como estudiantes, de manera concreta, en nuestro día a día. Para ello tenemos que preguntarnos cómo nos venimos organizando los y las estudiantes y qué necesidades y demandas tenemos. ¿Acaso el sistema de agrupaciones políticas PUCP (similar a un sistema de partidos) es funcional al contexto de nuestro país y universidad? Parecería que no, si vemos por ejemplo aquel 70% del alumnado que no vota para las elecciones gremiales o aquel 60% que no votó en las últimas elecciones del cogobierno. Tenemos que acercar la política a los y las estudiantes. Por ello es necesario un diálogo con la diversidad de formas de organizarse y hacer política (no solo electoral) que nos movilice, ya sea que estemos en colectivos académicos, de género, religiosos, ambientalistas, interculturales, etc. Si nos articulamos podemos definir colectivamente nuestras demandas y luchar por conquistar derechos.

Así, para renovar la política universitaria, es necesario saber qué se está haciendo bien y qué se está haciendo mal. Un eje principal a superar es el déficit de participación que tenemos los estudiantes, no por apatía sino porque no nos hemos sentido parte. Los estudiantes organizados en distintas plataformas queremos comprarnos el lío de hacer que la política universitaria en la PUCP sea un ejercicio del cual podamos ser parte todos y todas. En otras palabras, masificar la política y hacerla más cotidiana, participativa, útil y funcional. Las últimas movilizaciones sociales en el mundo y América Latina revelan justamente eso: un agotamiento de las formas tradicionales de la política y una emergencia de algo nuevo que aún está por construirse y que debemos,queremos y podemos construir juntos y juntas. Nuevas formas de hacer política desde los y las estudiantes.